El tema de centralización estatal en Perú no es nada nuevo, ya que tiene sus raíces desde la época colonial, cuando se estableció un sistema político y administrativo que permitió que las autoridades en Lima controlaran el territorio y los recursos en todo el país. Este sistema se mantuvo durante la República con cambios institucionales, como la creación de regiones y la elección de gobernadores regionales, pero la centralización sigue siendo un problema importante para el país. La migración hacia Lima no para y la población limeña sigue creciendo cada año. Al mismo tiempo, la capital se encuentra colapsada por el tráfico, la contaminación, etcétera. Al respecto, hay varias soluciones posibles (aumentar la inversión en transporte público, entre otras) pero hay una que nunca se menciona ni se toma en cuenta: generar incentivos para la migración de personas de Lima hacia otras regiones; y, en especial, de recursos humanos de gran valor.
En la década de los 80 muchos pobladores tuvieron que dejar sus hogares y tierras en provincia dirigiéndose a la capital con el motivo de huir por los diferentes ataques y atentados de parte el terrorismo originando una gran maza de sobrepoblación acumulada en los cerros y sitios vacíos que luego pasarían siendo ocupados por ellos. Sin embargo con el fin del gobierno de Alan García y el ingreso de Alberto Fujimori las cosas se pusieron peor los departamentos se fusionaron en 12 regiones, proceso que generó diversos conflictos sobre dónde instaurar la capital o por qué fusionar un departamento próspero con otro pobre. Adicionalmente, como señala Carlos Contreras, el esquema de elección de las asambleas regionales consistía en una mezcla de voto universal y el voto de instituciones representativas de la región como universidades, colegios de profesionales, etc. Era la asamblea la que elegía a un presidente regional. El golpe de Estado de 1992 de Alberto Fujimori acabó con esta experiencia. Aunque, después del retorno a la democracia, en 2003 se lanzó el proceso de descentralización convocando a elecciones de gobiernos regionales en cada departamento del país. Se trata de un proceso inédito en el Perú. Enfocándonos en el punto de vista político, el Estado peruano ha luchado con el tema de la centralización y la descentralización económica y estatal desde el siglo XVI y fue en el siglo XIX, se optó por un gobierno descentralizado, aunque esto fracasó porque la base tributaria no fue lo suficientemente sólida para financiar los gobiernos departamentales. A pesar de estos desafíos, el gobierno peruano ha realizado esfuerzos para descentralizar el poder y los recursos en el país en las últimas décadas, habiendo varios intentos de descentralización, pero la falta de recursos financieros ha sido un obstáculo importante para el éxito de estos esfuerzos, al crearse la Ley de Descentralización, estableció un sistema para transferir responsabilidades y recursos de Lima a los gobiernos regionales y locales. Sin embargo, estos esfuerzos han sido limitados y han enfrentado varios obstáculos, como la resistencia política de las autoridades centrales. Nunca antes hemos tenido un esfuerzo sostenido de dos décadas a favor de la descentralización, y mucho menos en un periodo de crecimiento económico. En efecto, el proceso ocurre en medio de un incremento de las actividades económicas y comerciales de la sociedad rural.
Ahora, hablando de la centralización económica, hay que tener en cuenta que no es lo mismo que una centralización estatal, se produjo después de la Segunda Guerra Mundial con la implementación del modelo económico primario-exportador y semi-industrial. Este modelo promovió la explotación de los recursos naturales y la concentración de la industria en Lima, lo que llevó a la creación de un centro económico "fuerte" (más que todo en Lima-Callao) y una periferia "débil" conformada por el resto de los departamentos.
Aunque en las evaluaciones sobre la descentralización predomina un talante pesimista, debemos tener en cuenta que se trata de un proceso de largo plazo. Las nuevas autoridades, los aparatos burocrático-regionales y los organismos institucionales necesitan de un periodo de desarrollo y consolidación. Además, este es un proceso incompleto, pues poco o nada se ha avanzado en la descentralización fiscal y la económica, sin las cuales ninguna descentralización es viable. Las regiones dependen de la transferencia del Gobierno central y de los filtros para dichas transferencias. Aunque la generación de capacidades regionales es lenta, el proceso se desarrolla con un creciente dinamismo político en las regiones, con participación de sectores movilizados. Ciertamente no faltan conflictos, sin embargo, muestran que los actores regionales han cobrado un protagonismo que en el mediano plazo cambiará la realidad política nacional.
Por otro lado, la geografía y los recursos naturales del Perú, estos también han influido en la distribución de la población en el país. La economía se dividió de acuerdo a dos factores, los recursos materiales y la demanda. La mayoría de la población se encuentra en los valles de la costa, los valles interandinos y las riberas de los ríos amazónicos, donde hay tierras fértiles, minas, pesca y ciudades con servicios e industrias. El resto del territorio nacional es difícil de habitar por diferentes factores, es por lo que ha sido difícil establecer asentamientos en esas áreas.
En resumen, la centralización en Perú ha sido y sigue siendo un problema histórico que ha afectado la distribución de recursos y el desarrollo económico y social del país. Actualmente, a pesar de los esfuerzos para descentralizar el poder y los recursos, el país sigue enfrentando desafíos importantes para lograr una verdadera descentralización y un equilibrio entre el poder central y local.
Bibliografía:
Cáceres, D. A. (2014). Descentralización para el desarrollo humano. En J. F. Villacorta (Ed.), Descentralización para el desarrollo humano (pp. 23-42). Propuesta Ciudadana. Recuperado de http://propuestaciudadana.org.pe/sites/default/files/sala_lectura/archivos/Descentralizaci_n_para_el_desarrollo_humano._Cap_II_1.pdf